La pandemia de Covid-19 desencadenó la mayor contracción económica desde la Segunda Guerra Mundial e indujo a los gobiernos a promulgar medidas de apoyo sin precedentes. Las empresas, en particular, se beneficiaron de una amplia gama de programas, que van desde transferencias e inyecciones de capital hasta préstamos con garantía pública y moratorias de deuda. Existe evidencia de que estas medidas económicas ayudaron a prevenir un aumento significativo en las quiebras y cierres de empresas: la cantidad de empresas que quebraron o abandonaron el mercado después de la pandemia es sustancialmente menor que en años anteriores (Banerjee et al. 2021, Djankov et al. 2021, Orlando y Rodano 2022).
Gráfica 1: Deuda corporativa y apoyo fiscal durante la crisis del COVID-19, 2021
Fuente: FMI | Elaboración: EMECEP Consultorías
En los mercados emergentes, la respuesta fiscal discrecional a la pandemia supuso una media del 10% del PIB durante 2020-21, de la cual el 6% consistió en gastos adicionales e ingresos no percibidos y el 4% en capital, préstamos y garantías. A su vez, el sector empresarial ha pasado a depender en gran medida de la continuación del apoyo político en los casos en que la recuperación económica aún no se ha afianzado y las vulnerabilidades de las empresas son elevadas (coeficiente de correlación de 0.5303). Esto ha profundizado significativamente la interconexión de los soberanos y los bancos a través de las empresas, de modo que las tensiones en el sector soberano podrían extenderse rápidamente a las empresas y perjudicar los balances de los bancos.
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