Hace ya algún tiempo que las miradas se centran en el buen momento por el cuál la economía boliviana se encuentra, el cual se puede observar en los principales indicadores macroeconómicos de ese país como el crecimiento económico promedio anual de 5% que ha venido mostrando desde casi una decada atrás, crecimiento que supera en casi 2% al crecimiento promedio anual de la región en este periodo. Dicho esto, la pregunta salta a la vista, ¿Cualés son los factores de este buen desempeño de la economía boliviana?.
Analizando el modelo económico actual y comparando con el de la gestión anterior de Evo Morales, se puede decir que hubo un gran cambio en 3 puntos clave: los ingresos fiscales, los gastos del gobierno y el que más resalta; el sector social. En el primer punto tenemos a la nacionalización de los hidrocarburos y la renegociacón de los contratos con las principales multinacionales, como un punto de inflexión en la economía boliviana; ya que debido a estos cambios en el sistema impositivo boliviano, un aumento a más de 50% del impuesto a la producción, los ingresos fiscales del país altiplánico mostraron un enorme crecimiento lo cual se tradujo en el buen desempeño de su economía.
En el segundo punto se tiene un cambio en la gestión del gasto público, que pasó a ser un gasto más cauto y adecuadamente asignado; el mismo que permitió incrementar el ahorro (que aumentó casi US$ 19000 millones) y a su vez formar un soporte financiero ante eventualidades como la continua caída de los precios de las principales materias primas desde el año 2014. Pero lo dicho con anterioridad no supone la no participación de la inversión pública en la economía boliviana, de hecho, Bolivia es el país de la región con el índice más alto de inversión pública; un 12,6 % del PBI, lo cual influye en el siguiente punto a tratar.
Sin duda el tercer punto es el que más atención ha recibido, y es que el desarrollo que hubo en el sector social boliviano es digno de admirar; observando las cifras se tiene una disminución de casi el 50% de la pobreza en Bolivia y un aumento de la clase media a un 58% de la población, todo esto a raíz del buen desempeño de la inversión pública en ese país. Cabe añadir que estas mejoras en el ambito social mencionadas líneas arriba contribuyeron a un clima de estabilidad lo cual favoreció las inversiones extranjeras y el buen desempeño de la economía.
Como conclusión se puede afirmar que a pesar del buen momento que la economía boliviana atraviesa, la misma no es ajena a riesgos, como por ejemplo el contexto actual del mercado de hidrocarburos; donde Argentina y Brasil, sus principales compradores, estarían contemplando la contrucción de yacimientos propios de esta materia prima, lo cual traería un efecto adverso en la economía boliviana a largo plazo. Sin embargo a pesar de estos riesgos, las cosas en el corto plazo siguen marchando bien, una muestra es el prónostico de crecimiento de 4% para este año, según el FMI.
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