En los últimos tiempos hemos sido testigos de todos los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos personajes de la política peruana, entre los que se encuentran incluso ex-presidentes. Empezando desde el caso Odebretch hasta el último caso de lavado de activos por parte de Fuerza Popular, los reflectores generalmente han sido direccionados a casos de corrupción en los últimos años de gobierno y son pocas las veces que se puede escuchar debates sobre la economía peruana y sus proyecciones a corto y largo plazo. Estando a tres años de un evento tan importante como el bicentenario, en general nos encontramos en un estado de incertidumbre economicamente hablando y sin objetivos claros.
Los factores de este alejamiento de la atención hacia la economía son variados, pero principalmente como se expresó líneas arriba es esta suerte de "monopolización informativa", denominado así por el economista y expresidente de CEPLAN, Carlos Anderson. Pero esta monopolización no es del todo dañina, ya que la misma podría ejercer una presión para acelerar los procesos y retornar a la estabilidad para devoler el enfoque tan necesario que requiere la economía; esto último por ejemplo se vio en el caso de Fuerza Popular y su proceso por lavado de activos.
Pero además del factor anterior descrito, existe otro que ya lleva tiempo, este es la guerra entre el poder ejecutivo y el legislativo; guerra que inició desde el primer día del último gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Con una oposición dispuesta a demostrar y realzar su poder como congreso, el poder ejecutivo tuvo dos opciones desde el principio, la primera era ignorar estos ataques y la segunda era responder los mismos; la primera etapa del gobierno escogío la primera opción y ya se vio como terminó, ministros destituidos, un presidente obligado a renunciar y proyectos de inversión parados.
Las consecuencias de este alejamiento hacia el debate económico se hacen notar, objetivos no definidos, la economía puesta practicamente en piloto económico y atada a los principales indicadores macroeconómicos; indicadores que no presentan un panorama alentador, ya que en los últimos meses pasamos de una expectativa de crecimiento de 4.5% a 4 o 3%, además de la caída en otros sectores clave como el empleo formal. Si bien el lado de las exportaciones nos ha favorecido, motivado principalmente por la agroexportación, hace falta políticas económicas para realzar las ventajas competitivas de este sector ya que se requieren que los sectores productivos sean más dinámicos.
Se espera que con el avance de los procesos judiciales pendientes y con un oposición más calmada como consecuencia de la crisis en la que se encuentra, se pueda recuperar la estabilidad y que a la par de formar un clima económico atractivo para las inversiones, se pueda centrar la atención en el desarrollo económico del país y en la posterior mejora del bienestar de los peruanos.
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