Thursday 7 February 2019

El costo de reducir la anemia en el Perú (RAPREY, J)



El Perú es el tercer país en América Latina, tras Venezuela y Bolivia, que tiene los niveles más altos de anemia, llegando afectar al 43.5% de niños y niñas en el 2018, convirtiéndose así uno de los principales problemas que afectan a nuestro país, que a pesar de los esfuerzos que año tras año se hace para reducirla, parece que no es suficiente y se necesita hacer más de lo que ya se está haciendo o tal vez sea que no se están ejecutando de manera adecuada los programas y campañas de la lucha contra la anemia que son impulsados por el Estado peruano.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS); “la anemia es un trastorno en el cual la capacidad de transporte de oxígeno en la sangre es insuficiente para satisfacer las necesidades del organismo, causado por la carencia de hierro y otros nutrientes”, diagnosticado principalmente ante la insuficiencia de hemoglobina (células rojas), esto hará que la persona sufra de fatiga, debilidad, mareos y somnolencia llegando a representar un factor de riesgo relacionado con la mortalidad materna e infantil. Todo esto hará que un niño no se desarrolle correctamente reflejándose en ámbito académico con serios problemas cognitivos y en lo social y laboral  llegando a ser poco productivo.

Así también el estudio “Impacto económico de la anemia en el Perú”, de Lorena Alcázar, investigadora del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), concluye que los costos se deben a la pérdida de productividad futura de los niños que sufren anemia y de los adultos que actualmente la sufren, y el costo al Estado por el aumento de la repitencia y la atención de partos prematuros, lo que hace que al Perú le cueste entre 0.5% y 0.6% del PBI lo que sería un aproximado de S/ 2,777 millones. Además estima que se necesitaría un presupuesto menor a 0,01% del PBI para cubrir los gastos de un programa para todos los niños menores de tres años y madres gestantes.

En el 2018 la anemia en el Perú solo se redujo 0.2% según reporto el INEI a través de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes 2018), con prevalencia en el 43.5% en niñas y niños de 6 a 35 meses de edad que en los últimos cinco años disminuyó en 2.9 puntos porcentuales, registrando el 46.1% en los niñas y niños en el primer trimestre del 2018 mientras que para el segundo semestre se redujo a 41.1%, siendo la zona rural la más afectada con 50.9% en tanto la zona urbana alcanzó el 40.9%, además que los niveles más altos se registraron en regiones como Puno (67.7%), Pasco (58.7%) y Loreto (57.4%.).

Entonces, ¿qué no se está haciendo bien? – Se notan esfuerzos por parte del Estado en aumentar presupuesto para llevar cabo programas y campañas de lucha contra la anemia pero que no tienen el resultado esperado debido a las malas administraciones de los recursos, registrándose casos de corrupción tanto en la compra, entrega y uso de alimentos que son distribuidos a nivel nacional, así también casos de intoxicación por consumir estos alimentos, evidenciando la mala calidad y procedencia de estos alimentos, pero también claro está que no solo ese es el problema, sino también los malos hábitos de alimentación en el hogar ya que la anemia no solo ataca los que tienen bajos poder adquisitivo, sino también a los de gran poder adquisitivo.

El actual Gobierno ha planteo como reducir a 39% la anemia en el Perú para el 2019, es incierto si se pueda lograr o no esta meta, pero si urge que baje, para reducir los gastos que genera cubrir sus consecuencias y mejorar la salud de los niños, esto dependerá de las acciones correctivas que tomé en poder ajustar y enrrumbar por bien camino esta lucha contra la anemia, con gestiones transparentes y alimentos de calidad, pero también dependerá el cambiar nuestros hábitos alimenticios porque es bien sabido que comer mucho no es sinónimo de alimentarse bien.

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