El análisis macroeconómico siempre utiliza conceptos tales como el Producto Bruto Interno (PBI) potencial, PBI real, inflación entre otros, pero se suelen usar en un contexto tan técnico y numérico que se puede llegar a perder el verdadero significado de éstos. Del mismo modo, estos conceptos no son exclusivos de esta área, si es que alguna vez lo fueron, también tienen significado en microeconomía, entorno empresarial, así como en las relaciones laborales e interpersonales en general.
II. ¿CONCEPTOS SOLO ECONÓMICOS?
En primer lugar, conviene recordar que el PBI es lo que produce efectivamente un país, lo que hace o trabaja mediante diversos procesos, metodologías, técnicas, obteniendo un producto final ya sea un bien o servicio, el cual será ofrecido en los diversos mercados.
Éste tiene múltiples versiones, por ejemplo el PBI potencial, el cual se refiere a lo máximo que podría producir ese país en un momento determinado. Se diferencia de la producción efectiva pues normalmente es una meta inalcanzable, hay una brecha entre ambas, pero al mismo tiempo es una guía de lo que puede llegar a hacer o producir un país, si tuviera una plena y eficiente utilización de sus capacidades o recursos.
Asimismo, se debe diferenciar el PBI real del PBI nominal. El primer se refiere a cuanto realmente está produciendo un país sin considerar el efecto de los precios (inflación), es decir, solo en términos de número de productos, sin importar a cuánto se vendan. El PBI nominal sí considera este efecto. ¿Qué es la inflación? Simplemente corresponde decir que es el aumento progresivo y generalizado de los precios, en buena cuenta una razón fuerte para un distanciamiento entre PBI nominal y el real.
En efecto, el problema de los precios es que pueden no reflejar la realidad, sobre todo en situaciones extremas como desabastecimientos o desastres naturales, aún más puede haber sobre valoración o subvaloración de los mismos. Entonces, una inflación sumamente peligrosa es aquella que refleja un incremento sobrevalorado de los precios, es decir, no sólo aumentan los precios sino que aumentan sin existir razones lógicas para ello.
En este sentido, para evitar todas estas distorsiones, los economistas han logrado el consenso de analizar el PBI real, estableciendo distancias con el potencial o el nominal. ¿Tiene esto alguna analogía con la vida diaria laboral de una persona?
III. UN ENFOQUE DISTINTO.-
Todas las personas tenemos un potencial de lo que podemos lograr en la vida. Un potencial de lo que podemos producir, si se quiere economizar más la frase. No obstante, nuestra producción efectiva, es decir los productos ya sea bienes o servicios que estamos dispuestos a ofrecer en el mercado laboral o en servicios personales a otra persona, pueden estar muy lejos de nuestro potencial. Aún más también existe el citado peligro de una sobrevaloración o subvaloración de lo que podemos producir, muy similar al enfoque económico puro indicado anteriormente.
Ahora bien, esta percepción valorativa puede tener un impacto importante en nuestras vidas al comparar nuestra producción efectiva o nuestro potencial. Podemos desviarnos de la realidad pensando que hemos alcanzado nuestro potencial, cuando en realidad todo es un invento de los “precios”, entendido aquí como cualquier elemento que provoque una sobrevaloración de nuestra producción.
De este modo, podríamos llegar pensar que somos plenamente eficientes o muy productivos y que utilizamos nuestras capacidades y recursos al máximo. Peor aún, podemos pensar que no existe razón alguna para mejorar, no sólo en lo económico productivo, sino en todo lo demás.
Esta suerte de “inflación social” puede, valga la redundancia, no sólo inflar el valor de uno mismo, el ego por decirlo así, y de la calidad de lo que uno produce, sino también hacerlo de una manera irreal, mediante la sobrevaloración de nuestras propias características animadas por un entorno particular.
¿Qué opinarían los economistas reconocidos si les dijéramos que el país X debe ser considerado como muy eficiente o muy productivo dado que su PBI nominal, sobrevalorado por supuesto, alcanza casi en un 99.99% del PBI potencial? Simplemente nos dirían que regresáramos a las clases de introducción a la economía de pre-grado (o licenciatura).
Si bien pueden existir mejores indicadores que el PBI, en todo caso, si se va a utilizar como indicador de cuán bien va una economía, deberá tomarse en consideración en sus términos reales, lejos de la inflación normal y más lejos aún de la inflación sobrevalorada. Pues lo mismo ocurre en la vida diaria de las personas, en el sentido, que las personas que producen, lo cual tiene un valor dinerario que es reconocido como salario remuneración. La teoría básica asume que son equivalentes, pero dicho supuesto puede levantarse fácilmente, sobre todo a la luz de las crecientes diferencias entre productividad y salarios que aqueja a los países desarrollados y emergentes con crecimiento acelerado.
IV. UNA REFLEXIÓN FINAL.-
El pensamiento económico no deja de ser un pensamiento elaborado por el ser humano, homos economicus para algunos, pero humano al fin y al cabo. Los errores, tendencias o inclinaciones filosóficas, así como los fundamentos intrínsecos de la elaboración de conceptos económicos también provienen de un pensamiento humano.
A veces lo economistas teorizan tanto al respeto que olvidan su interrelación, e incluso origen, en situaciones no económicas, tales como las éticas, las sociales o las psicológicas.
El PBI Real, o mejor dicho, la verdadera aceptación y observación de la calidad y cantidad que uno mismo puede producir resulta muy importante para evitar las distorsiones internas o las confusiones hacia terceros. A menos que no se corrija, tarde o temprano el distanciamiento de la realidad asociado a una inflación sobrevalorada será notorio y causante de diversos conflictos interpersonales y laborales.
Socio Principal